miércoles, 14 de agosto de 2013

Entrevista a Leonardo valencia y Ana María shua primera parte

José: estamos con Leonardo Valencia. Leonardo es escritor ecuatoriano, pero reside en Barcelona. Hace poco tú diste una conferencia sobre el uso de la tecnología en la literatura y su impacto en la novela. A ti como novelista ¿cómo te influye todo el tema de la tecnología en la novelística actual? Leonardo: Hay una cosa que yo comenté en esa conferencia, que era un poco como el núcleo de lo que yo quise exponer. Había varias ideas. Una de las ideas, era un poco revisar cómo era esta relación de la novela con la tecnología. Un poco lo que yo venía a decir es que la novela siempre ha estado vinculada a algún tipo de tecnología, si consideramos por ejemplo que ya el papel era una tecnología y antes el pergamino era una forma de tecnología y el papiro igual y la imprenta igual. Es decir, la novela como forma literaria, a diferencia de la poesía o el teatro que están fundamentadas en la voz humana o en una escenificación con personas reales, el fundamento de la novela siempre ha sido un soporte. Entonces, dentro de la naturaleza de la novela está esta vinculación a determinados soportes. A veces hay mucha preocupación por el tema de qué va a pasar con la novela con las nuevas tecnologías. Pero, en realidad lo que estamos viendo es que la novela sigue cumpliendo esa función que yo considero mutante. Cuando se habla de que se vive la muerte de la novela y la extinción de la novela, esa es una visión sesgada en un solo momento de su proceso. Es decir, porque la novela, por naturaleza, muere y renace, muere y renace, muere y renace siempre. O sea, su condición es siempre de morir y de renacer… transformarse. J: En estos tiempos se habla mucho de la escritura breve, incluso se hacen concursos literarios sobre un tweet. Todo este tema de escritura rápida, cero adjetivos, ciento cuarenta caracteres ¿no afecta un poco la forma de estructurar la novela en este momento? L: no, porque siempre ha habido escritura breve. Si empezamos a hablar, desde los “haikus” o los “aforismos”, la escritura breve siempre ha dado mucho de sí. Y no todos los escritores tienen que escribir novelas, las escrituras tienen distintos registros. De hecho, lo que yo señalaba era un poco de que en realidad todos estos cambios tecnológicos no hay que mirarlos con desconfianza -entra Ana María en el salón-. Sí es verdad que favorecen la escritura breve, pero se siguen escribiendo novelas y se seguirán escribiendo novelas, y que habrán cambios. Yo creo que hay una especie de interregno cuando empiezan a salir los primeros proyectos de literatura electrónica. Todos estos se dieron hasta más o menos el 2008 o el 2010 en una computadora fija, o inclusive en un portátil, pero era muy difícil la lectura. Los e-readers te permiten ahora llevar a la lectura la mano; y toda la tecnología está apuntando a generar comodidad para leer novelas. Todos estos elementos añadidos de imágenes, videos, audios, son añadidos que en realidad no modifican la condición esencial de la novela. Inclusive, yo recuerdo siempre la famosa expresión de Flauvert, él declaraba en una carta, decía: “Mientras yo viva nadie ilustrará ningún libro mío”. Porque él no creía en la ilustración, es decir, no creía en un añadido a la naturaleza verbal de la novela. Entonces, es verdad que todos estos recursos de las nuevas tecnologías facilitan, dan recursos, pero en realidad no cambia el espíritu de la novela, si entendemos a la novela como este género permanentemente mutante. , De hecho, lo que yo decía en la conferencia que di en el Museo de Arte Moderna, era que el espíritu de la novela está muy vinculado a la tecnología, está muy vinculada a esta mutación. Y además, a otro elemento adicional: la novela siempre fue un género destinado a gente corriente como nosotros; hablando de gente corriente… tratando de abrir, tiene una visión más abierta. Rompe las visiones cerradas del poder y el conocimiento cerrado y se acerca a la gente. Y las nuevas tecnologías De hecho pues un poco lo que están permitiendo es eso. O sea, ya la pantalla no es distante como la época en la que surge la televisión; el televisor era como un oráculo. Desde la época de los video juegos -y yo crecí mientras leía literatura jugaba video juegos- se nos ha invitado con las nuevas tecnologías a entrar en las pantallas. Y ahora eso está muy potenciado con la tecnología 2.0, porque uno escribe en pantallas, entra en redes; entonces hay una dinámica muy abierta. Pero a veces creo que se produce una especie de exagerado dramatismo con todo el cambio tecnológico. Novelas va a seguir habiendo; probablemente novelas en papel se vaya a reducir mucho pero seguirá habiendo formas narrativas. En principio porque yo creo en la novela y creo que tiene mucha fuerza. J: Acaba de unirse a la conversación Ana María shuá, narradora argentina. Ana María, estamos comentando en este momento como las nuevas tecnologías, las redes 2.0 impactan en el modo de hacer literatura de los narradores, bueno, de los escritores de este tiempo. ¿De qué manera usted quizás se nutre de las redes sociales o de las nuevas tecnologías a la hora de su creación? Sobre todo porque Twitter por ejemplo, exige una brevedad en lo que se escribe muy similar a las historias que usted cuenta en sus micro relatos. Quizás no tiene micro relatos de 140 caracteres, pero igual tiene relatos, cuentos muy cortos. Usted se especializa en narrativa breve. A.M. Sí, así es, pero yo no veo, así como Leonardo no ve, relación entre la… digamos, como afecte las nuevas tecnologías a la novela, que afecten negativamente. Yo no veo ninguna relación literaria entre el tweet y el micro relato. El tweet es simplemente una herramienta, 140 caracteres. Un martillo puede servir para crear una gran escultura o para romperle a alguien la cabeza. “Leonardo y José ríen”. Y un tweet puede servir para pasar información, para expresar una diatriba política o para lo que a uno se le dé la gana. Simplemente es una herramienta que permite escribir en 140 caracteres. Nada tiene que ver eso con la literatura. Las formas breves sí existieron siempre. Antes existía el telegrama, por ejemplo. Y de hecho hay muchos micro cuentos de otras épocas porque el micro cuento es muy antiguo, es antiguo como la humanidad. Pero además, en la literatura de autor también hay muchos cuentos brevísimos que tienen ya sus cien años o más. Y te decía que hay muchos de otras épocas que imitan la forma del telegrama. Seguro que a ningún escritor le preguntaban: y ahora que existe el telegrama ¿qué vas a escribir? “Ana María ríe, también Leonardo”. Por lo demás sí, bueno, la tecnología está cambiando el mundo y en ese sentido afecta la literatura. Estamos viviendo en un mundo diferente y que además está cambiando constantemente, día a día; de una manera, para mí maravillosa, extraordinaria. Yo disfruto mucho de la tecnología y obviamente entra de todas las maneras posibles en lo que escribo, porque cambia mi visión del mundo y cambia el mundo que me rodea. Así que cómo no va a afectar lo que escribo. Eso es todo. LV. Hay una cosa que me gustaría añadir. Es que por ejemplo, hay una cosa que es una gran ventaja con la democratización de lo que es la tecnología –que también habría que mirarlo también entre comillas porque a veces no todo el mundo accede a un equipo electrónico-. Pero yo creo que uno de los grandes cambios es la posibilidad de acceder a los textos. Esto sí yo creo que es un cambio relevante en el plano del lector. O sea, esa facilidad de yo poder descargarme un libro, cuando antes era difícil conseguir un libro, eso sí es un cambio, yo creo que radical. Ahora, respecto al tema de la escritura ¿cómo puede afectar? Para un poco acercarme a tu inquietud ¿no? Yo creo que pasan dos cosas interesantes con la tecnología: primero, obliga a una revisión de la tradición literaria. O sea, reordena y nos hace tratar de descubrir que la literatura ya tiene formas que de alguna manera convergían con las nuevas tecnologías. O sea, reactiva un canon literario. Y el otro tema, es si realmente la mirada que aplicamos no es una mirada de tiempo estrecho. Creo que más bien habría que tener una mirada de periodo largo. Es decir, todavía es muy provisional lo que está pasando con la tecnología. Hay un gran investigador “Dan spealver”, que él dijo una cosa que a mí sí me estremeció mucho, y es que él decía que la tecnología de la escritura, vivimos un periodo de transición porque en realidad los teclados van a desaparecer. De hecho, eso spealver lo dijo hace muchos años y cuando ya surgió la Ipad y ya no hay el teclado que tu lo haces emerger si quieres, lo que él ha estado diciendo es que en realidad este romance con el teclado, desde que vinieron los SMS, los chats y todo esto de aquí con la escritura, desaparecerá también rápidamente. Porque toda la tecnología será, la escritura pasará de lo oral a lo escrito. Inclusive el trabajo de corrección será oral con las computadoras. Entonces vamos a prescindir de la escritura. Por lo tanto, decía Spealver, que en realidad lo que se va a volver una alta tecnología será la escritura literaria, porque efectivamente ya de por sí exige una gran formación y muchos años de trabajo. Y entonces esa escritura desaparecerá. Y entonces yo creo que ahora vivimos en un periodo que es demasiado provisional como para sentar categorías absolutas si hay una modificación o no de la literatura. Inclusive, yo iría más allá. Yo creo que lo que va a generar un cambio realmente importante será cuando realmente pasemos a esas nuevas formas de archivación, o de archivo, que es los formatos biológicos. Que ahora suena a ciencia ficción, pero que parece que se está acercando, que nosotros seremos el disco duro de los archivos. Entonces ahí sí va a haber una experiencia cognitiva diferente. ¿Qué va a pasar cuando nos inyecten una novela directamente a nuestra red neuronal? ¿Qué va a pasar con el sentido de la secuencia de duración de la lectura? A mí eso me intriga, o sea, ese es el verdadero cambio. Ahora, pasar del libro de papel a un e-reader, en realidad, no hay mucha diferencia. La cosa es qué va a pasar cuando se abandone el teclado, cuando la tecnología avance bastante y ya uno pueda corregir verbalmente y haya un ordenador que vaya preguntándote por tus correcciones. Y la otra forma de lectura que estoy diciendo, la de la transmisión directa. Yo creo que ahora vivimos un periodo que es de ejercicios y de pruebas, pero hay que abrir la mirada, o sea, hay que abrir la mirada y tratar un poco de verlo con un espectro mucho mayor para no caer en situaciones un poco de dramatización innecesaria. Que viene bien para mover el ambiente, pero que en realidad pierdes de vista el espíritu de la escritura, que siempre ha sido la forma más compleja del pensamiento humano. Y estas máquinas lo que hacen es, tratar de acercarse rozándole los pies a la articulación cerebral. J. ¿Cómo es el lector de estos tiempos? Bueno, vamos, yo no sé si los lectores varían de generación en generación. Yo no sé Ana María cómo era el lector de su generación, el de la mía –el de la mía yo más o menos tengo una idea: un lector rápido, que de repente lee en el celular-. Pero, ¿cómo es el lector desde el punto de vista de ustedes? Por ejemplo tu conduces un laboratorio de escritura creativa, usted ha sido jurado de certámenes literarios ¿cómo es el lector de ahora? Ana María. Por ahora yo no veo que el lector haya cambiado tanto. Digamos, a medida que aumenta la población del mundo y se van incorporando además a la cultura de la lectura y la escritura enormes masas de población que antes eran analfabetas, cada vez hay más y más y más lectores. Mientras el mundo entero proclama la desaparición del libro y del mundo editorial, en este momento todavía la industria editorial está en su apogeo. Nunca se publicaron tantos libros en el mundo como sucede en este momento. El lector no ha cambiado tanto, el lector va encontrando distintas… digamos, lo que tiene ahora son muchas opciones de lectura, mucha distintas posibilidades de lectura y las aprovecha todas. Y en realidad, la gente que compra y lee hoy ebooks son precisamente los grandes lectores, los que leen también muchos libros de papel. Yo creo que eventualmente el libro de papel va a desaparecer, pero entre tanto va a convivir todavía durante muchos años. Y poco a poco se irá convirtiendo en una sofisticación de elite. A los lectores electrónicos les falta todavía algunas cosas para perfeccionarse, sin hablar ya de la inyección neuronal de novelas. -Aquí ríe y mira a Leonardo-. Que todavía no llegamos, pero que bueno, no descarto; ya hemos visto que todo es posible. Ningún escritor de ciencia ficción imaginó la revolución tecnológica que estamos viviendo en este momento, ni siquiera para dentro de 3000 años o de 5000 años. La única objeción que le encuentro yo al libro electrónico es que no se puede hojear, y es, es grave. Sí es un problema grave. Pero encontrarán la manera de que se pueda hacer.

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